Ray no era apócope de Raimundo

Una invitación reciente para un concierto de Nacho Vegas y Cristina Rosenvinge (cartel tan de puta madre que dudo que aunque hubiera podido ir me hubieran dejado entrar) y que por problemas horarios no pude aceptar, me devolvió al mío brain gratos recuerdos de un personaje imprescindible en la escena putamadrista española: Ray Loriga. Si si, Ray, el perico de la Rosenvinge. Ese gran gurú. Ese 50 por ciento de esa pareja tan de puta madre.

Ray nos deleitó en los 90 con poemas de tipo duro atormentado que hacían la delicia de todo patio de filosofía y letras. También perpetró unos peliculones que te orinas y que, inmerecidamente, no fueron premiados con 18 oscars por lo menos (los de la academia son unos comerciales). Un tío amazing de lo más awesome. Podemos decir sin vacilar que Ray era lo máximo.

Nostálgico, he rebuscado por su poemario inspirado en Bowie y he sacado estas declaraciones que ahora os regalo:

"A mí no me gusta presumir de marginal, precisamente por eso: es muy fácil ser marginal cuando es una opción propia, lo difícil es cuando no tienes más cojones. Tampoco creo que uno deje de ser lo que era porque su público aumente, uno empieza a la contra y acaba teniendo público. La razón de la cultura underground es el rechazo, pero también hay mucho cuento: las obras hay que juzgarlas, los prejuicios son las razones de los estúpidos." (Ray Loriga)

Ray, gracias por ser como eres y por tener perro. Me dejaste de gustar el día en que me enteré que Ray era nombre artístico y no un short (yes) de Raimundo. Amén de que me quitaras a la novia. Ray, tú llegaste a la cima y tú te lo supiste montar gracias a tu talento. Te envidio por ello. A ti, y a tus tatuajes.